El Museo de la Caricatura

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El caminar por el centro histórico de la Ciudad de México, es una sorpresa continua, pues la historia fluye a la vista, como el agua de un manantial que nos hipnotiza en su constante vaivén y fue así, en este estado, que me encontré contemplando el viejo edificio de la calle Donceles 99.

Es un edificio viejo y se encuentra algo deteriorado, pero conserva en su fachada la dignidad añosa de su supervivencia; está cercano a cumplir los cuatro siglos de existencia y ha sido colegio, vecindad y hasta librería del abogado; El terremoto de 1985 le dañó. Fue necesario reforzar su estructura y hacerle reparaciones que le volviesen habitable de nueva cuenta y hecho de esto, fue prestado por el Gobierno de la Ciudad, a la Sociedad Mexicana de Caricaturistas, la que, con pocos recursos y mucha dedicación, ha instalado ahí el Museo de las caricaturas creadas por la prensa mexicana.

Apenas traspasé el umbral de la casona, fui recibido con amabilidad por el colega Luis Xavier Sáenz de Miera Santana, quien me hizo el favor de guiarme en el recorrido por las diversas salas, que comprenden las etapas de esta expresión del arte periodístico mexicano.

Así, pude admirar la que se dice, fue la primera caricatura editorial, publicada en México, gracias al arte litográfico del italiano Caludio Linati, denominada “Tiranía”, que presenta una imagen humana sentada con una espada, flanqueada por dos figuras una que dibuja un fraile y la otra a la sombra del demonio, a las que se les identifica con la superstición y el fanatismo, como los aliados del poder despótico. Imagen típica de la revolución francesa y su lucha contra el poder de las monarquías y que reflejaba claramente esta ideología, fundamento de la guerra de Independencia en México.

Otra parte del museo está dedicada a un tiempo en que la prensa gozó de libertad; fue la época de Benito Juárez, en la que, a pesar de las continuas caricaturas que le criticaban, según publicó el Diario La Jornada, a su muerte, la mayor parte de los caricaturistas de ese tiempo lo reconocieron como un prócer nacional.

La siguiente parte del museo, que se denomina “La Sátira Porfiriana”, comprende una época en la que la libertad de prensa fue golpeada, pero no eliminada. En ese tiempo periódicos como “El Ahuizote”, continuamente publicaban caricaturas del presidente Díaz, que contenían una fuerte crítica hacia su persona y gobierno. Pero lo que más me agradó en esta parte del museo, fueron “Las Calaveras” de José Guadalupe Posadas, que han trascendido a nuestra cultura y se han convertido en la imagen preferida para el “Día de muertos”. Que estupenda experiencia poder presenciar los cuadros originales de tan gran maestro de la representación gráfica y de la cultura popular mexicana.

Por lo que concierne al siglo XX, muchos fueron los caricaturistas que dieron vida jocosa a los

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Caricatura de Ernesto García Cabral en el pórtico del museo. Ingeniosa imagen de un chango en el cabello.

personajes de la política y la vida pública de ese tiempo, en el cartel que el museo tiene para esta parte, da especial relevancia y creo que, con justa razón, a la obra de Ernesto “Chango” García Cabral, quien tuvo la oportunidad de iniciar su formación en Francia y traer a México el humorismo satírico de los caricaturistas de aquel país.

Una nueva sorpresa me llevé al encontrarme con el espacio dedicado a don Gabriel Vargas y su gran obra “La Familia Burrón”, ahí contemplé los dibujos originales de esos personajes, que en mi niñez fueron causa de risas y sorpresas: Regino, Borola, Macuca, Abelino Pilongano, “El Tractor” y tantos otros, brotados de la imaginación de ese gran artista.

En esta visita al Museo tuve el honor de conocer a otro de los grandes contemporáneos de la caricatura, Don Ricardo Salazar Berber, cuya sencillez en el trato es el mejor reflejo de su grandeza como persona y dibujante; como muestra un botón: es el autor de las imágenes de las mascotas de los equipos profesionales del balompié mexicano.

Esta visita al museo, no hubiera sido tan fructífera ni agradable, sin la cortés compañía y guía del colega Luis Xavier Sáenz, a quien agradezco sus atenciones y con quien tuve una plática posterior, que me llevó a una serie de reflexiones: La caricatura editorial es uno de los elementos que dan vida a cualquier periódico, sus creadores son verdaderos artistas que, a través de sus dibujos, logran satirizar y hacernos reír con las situaciones y personajes públicos del diario vivir. En épocas en que la Libertad de Prensa se ha visto restringida, la caricatura política ha sido un elemento periodístico de crítica y forjador de opinión pública.

Sin embargo, la Sociedad de Caricaturista de México, poco o nulo apoyo reciben para sostener ese museo, que es un tesoro de la cultura editorial mexicana, y me pregunto ¿acaso los dueños de los grandes medios impresos en México se han olvidado de preservar la cultura de su profesión?

El Museo de la Caricatura es una institución que debe conservarse y fortalecer, y aquellos empresarios mexicanos que, gracias a su esfuerzo y a la labor comunicativa, han logrado una buena posición económica, tienen un compromiso con la preservación de esta expresión cultural.

Les invito a ver el video de esta columna en:

https://www.youtube.com/channel/UCVIY16VXPjfvK5_x2Yjn7Aw

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About Post Author

Oscar Muller Creel

Oscar Müller Creel es Doctor en Derecho especializado en derechos humanos, ética profesional, seguridad publica, corrupción y libertad de expresión. Ha escrito diversos libros y artículos científicos. Columnista en varios medios de comunicación internacionales, tanto para prensa como radio. Si usted desea publicar esta columna en su medio de comunicación, agradeceremos se comunique con nosotros. OMC Opinión. Todos los Derechos Reservados 2015
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