Las mansiones de los políticos, el daño de la corrupción

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Es por demás notorio el escándalo que ha surgido en México derivado del conocimiento de las casas de lujo con valores de cientos de miles o millones de dólares que han aparecido a nombre de políticos o sus familiares cercanos, propiedades enclavadas en propio territorio de México o en el extranjero.

Ese uso indebido del poder solo tiene un nombre “corrupción” y no puede ocultar la gravedad del fenómeno en México, en realidad no es algo nuevo, pero ahora gracias a las redes sociales, los actos de abuso de la clase política son cada vez más conocidos y lo que está apareciendo, me temo, es solo la punta del iceberg que nos indica lo profundo de la degradación de la clase dirigente en este país y que se observa a lo largo del territorio, pues para la población de México es evidente la forma como los políticos en el poder se enriquecen a costa de la sociedad productiva.

Lo anterior me motiva para utilizar este espacio para difundir mis puntos de vista que esta situación de corrupción causa en los diferentes aspectos: económico, en la pobreza o en la vida democrática.

Por lo que concierne a la economía, se observa que la corrupción se presenta principalmente en las áreas de adquisiciones y contratación de obra pública, las que la Organización de las Naciones Unidas estima que pueden representar hasta el treinta por ciento del Producto Interno Bruto de un país, en este caso las conductas indebidas se observan en forma de sobornos que los contratantes tienen que otorgar a los funcionarios públicos a fin de verse beneficiados con la asignación de la obra y este soborno implica entre el diez y el veinticinco por ciento del costo del contrato.

Los efectos que esto tiene sobre la economía, son evidentes puesto que los empresarios destinan sus recursos al soborno a través de efectivo, casas, viajes, etc., recurso que debieran utilizarse para inversión e innovación de la propia empresa y es de esta forma que la competencia que es el factor de crecimiento en una economía sana se ve substituida por la capacidad de las empresas para comprar influencia y esto a la larga reduce la inversión privada.

Esta corrupción es también un elemento inhibitorio para la creación de nuevas empresas, puesto que ante la poca posibilidad de competir en un ambiente de igualdad, quienes tienen la capacidad de invertir en forma productiva prefieren no hacerlo o hacerlo en un sistema que si les dé la oportunidad de crecer.

Las empresas se van desfasando al no poder destinar sus recursos al crecimiento o la innovación y a la larga terminan por volverse obsoletas e ineficaces, reduciendo así la capacidad de empleo, seguridad social y contribución al gasto público.

Por lo que se refiere a la asignación de recursos públicos esta se decide por factores de conveniencia de los intereses privados en juego, tanto de empresarios como de funcionarios corruptos y no por los intereses propios de la sociedad, así por ejemplo la asignación de subsidios para la creación de un tren rápido o un acueducto de beneficios sociales cuestionables, darán beneficios a los empresarios y funcionarios públicos involucrados, pero difícilmente a la comunidad y por ende no impulsaran la economía.

La inversión extranjera directa es necesaria para las economías en desarrollo como México, que requieren de inyección de capital que no se encuentra en la economía interna, pero esta se ve disminuida en un sistema en que las empresas requieren hacer uso de la corrupción e influencias para crecer, con la consecuente deficiencia en la creación de empleos, combate a la pobreza y decreciente desenvolvimiento económico.

Otro de los factores en que incide la corrupción es que el sector económico que no está en el juego de la corrupción, busca alejarse del sector gubernamental, lo que va propiciando el crecimiento de la economía informal y de acuerdo al estudio antes mencionado a mayor percepción de corrupción, mayor es la cantidad empresas que se alejan de la formalidad pues esta les impide desarrollarse.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo, ha mencionado que en las últimas tres décadas la economía en México se ha venido degradando pero que las reformas efectuadas en México en el 2012 pueden ser un detonante para la economía del país.

Sin embargo esto se ve difícil pues desde que se dio dicho acuerdo por los principales factores políticos del país a la actualidad, los conflictos entre estos, la inseguridad pública y los escándalos de corrupción evitan prever un panorama optimista, esperemos que el ejercicio democrático que se avecina en la elección de congresistas federales y Gobernadores de Estados permita ver un poco de luz en la necesaria lucha contra la corrupción que debe realizar México, para un avance real en la economía.

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About Post Author

Oscar Muller Creel

Oscar Müller Creel es Doctor en Derecho especializado en derechos humanos, ética profesional, seguridad publica, corrupción y libertad de expresión. Ha escrito diversos libros y artículos científicos. Columnista en varios medios de comunicación internacionales, tanto para prensa como radio. Si usted desea publicar esta columna en su medio de comunicación, agradeceremos se comunique con nosotros. OMC Opinión. Todos los Derechos Reservados 2015
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