México, ilicitud y cultura.

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… A mí siempre se me enseñó a respetar a los jueces, pero después de esto,  ya no lo hago…

más o menos con estas palabras, se expresaba un norteamericano que había sido sujeto a proceso penal por violación y homicidio en su país, en los años ochenta; varios años estuvo en la cárcel hasta que se comprobó su inocencia a través de pruebas de ADN. Me llamó la atención dicha expresión pues implicaba algo propio de su cultura, el respeto a la autoridad y a la ley. En mi experiencia como abogado he tenido la oportunidad de trabajar con extranjeros, personas y empresas, cuyo principal interés es adecuar sus actividades en nuestro país dentro de los límites legales, por el contrario, cuando se ha tratado de connacionales, en bastantes ocasiones, ha sido la búsqueda de cómo evitar el cumplimiento de las normas legales, aunque debo decirlo que también me he encontrado con muchos clientes que lo que buscan es evitar el daño que le está causando aquel que está violentando la ley. En la academia he comentado esto con mis alumnos y la opinión de los jóvenes, es en el sentido de que, en nuestro país, no estamos acostumbrados a respetar a las autoridades o a la ley. En estos días he tenido el placer de estudiar las opiniones del reconocido jurista Eugenio Raúl Zaffaroni, respecto a las modificaciones en los sistemas penales de Latinoamérica e inicie con una serie de reflexiones que considero son pertinentes para dar explicación a alguna de las causas por las cuales en nuestra cultura permea la ilicitud, es decir, el incumplimiento voluntario de las pautas conductuales, legales o de otra índole. El fenómeno de la ilustración es conocido como aquella revolución ideológica que inició a mediados del siglo XVIII y en la cual se buscaba nuevas formas de organización social que pudieran controlar los excesos de las monarquías o que sustituyeran a estas; de entre las primeras brotaron los sistemas que hoy conocemos como Monarquías Constitucionales (España, Inglaterra, Holanda, etc.) de entre las segundas, surgieron los movimientos que por su importancia dieron pautas al mundo occidental para formar nuevos gobiernos, me refiero a las revoluciones Norteamericana de 1776 y Francesa de 1789. Entre las ideas que inspiraron estos movimientos se encuentra que el poder o soberanía reside en el pueblo, que el poder debe estar dividido para impedir que se abuse de este y por consecuencia las facultades de crear leyes, juzgar y administrar los bienes públicos, deberán recaer en distintas personas o instituciones, que los hombres tienen derechos que brotan de su propia naturaleza y nacen libres y las únicas limitantes a su libertad son los derechos de los otros hombres y por consecuencia, no se les puede privar de su libertad o sus bienes sino a través de un juicio en el que se apliquen las leyes por tribunales previamente existentes. Estas ideas habían llegado América latina y tomado carta de naturalización, provocando las revoluciones que acarrearon la formación de naciones independientes en el territorio. La idea de la libertad natural del ser humano trajo como consecuencia el liberalismo, es decir, permitir que los factores económicos se desenvuelvan por sí mismos sin la intervención del poder público; evidentemente en estos nuevos países se fueron fortaleciendo los grupos de poder económico que ya existían y creándose nuevos; la idea de un poder brotado del pueblo, en países que habían estado en guerra, trajo como consecuencia que los grupos militares fuesen quienes tomasen las riendas del poder político. En resumen, en América Latina independiente se crearon grupos hegemónicos de poder que eran quienes pretendían sustentar aquellos principios de la ilustración a favor del ser humano, pero en realidad los utilizaban para sus propios intereses.  En México, estos grupos de poder subsistieron durante todo el siglo XIX, para luego, a través de la revolución de principios del siglo XX, ser sustituidos por otros similares y es de estas élites de donde han emanado las leyes que pretenden regirnos, evidentemente sin sustento democrático, pues aún y cuando tengamos un sistema de elecciones, este es manipulado por los propios grupos mencionados, lo que acarrea que la sociedad mexicana, durante dos centurias, haya visto con desconfianza el verdadero valor de su voto, muestra de esto es que para la elección de diputados federales del 2009, se detectó un abstencionismo del cincuenta y ocho por ciento de acuerdo a datos del entonces Instituto Federal Electoral,  esta desconfianza se extiende hacia quienes deben elaborar las leyes en el país pues estos no se encuentran legitimados por la voluntad ciudadana y tampoco su producto. Las normas jurídicas son la argamasa que mantiene unida y en paz a una sociedad, si estas no se cumplen, la sociedad, se encontrará en continuo deterioro y en un alto riesgo de estallidos de violencia. México es una nación de líderes devaluados e incredulidad en las leyes y la violencia campea a sus anchas por todo el territorio nacional, es necesario que los grupos de poder económico, político e inclusive religioso, entiendan que es necesario que la población tenga fe en la democracia luego de dos siglos de ausencia de esta.

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About Post Author

Oscar Muller Creel

Oscar Müller Creel es Doctor en Derecho especializado en derechos humanos, ética profesional, seguridad publica, corrupción y libertad de expresión. Ha escrito diversos libros y artículos científicos. Columnista en varios medios de comunicación internacionales, tanto para prensa como radio. Si usted desea publicar esta columna en su medio de comunicación, agradeceremos se comunique con nosotros. OMC Opinión. Todos los Derechos Reservados 2015
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