Odebrecht y la impunidad en México

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Los terminados de las paredes son de maderas finas de color claro y la mesa en forma de herradura, frente a los 13 individuos, todos de traje oscuro, tiene una superficie de mármol en marrón claro que hace juego con las paredes. En la parte posterior, parcialmente tapada por los sujetos de la fotografía, se alcanza a ver el logotipo de la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX). Todos los individuos con un porte elegante, que brota del poder económico o político del que, en ese momento, se encontraban investidos.

Tal vez lo que les puede diferenciar más claramente es el color de sus corbatas. La del sujeto del centro, es rosa, se trata de Emilio Lozoya Austin, en ese tiempo, director de PEMEX y ahora en líos con la justicia por el tan consabido caso de corrupción relacionado con la empresa brasileña Odebrecht.

En México había un clima de desilusión y molestia ante la falta de actividad del Estado frente a los actos de corrupción perpetrados por Lozoya Austin, pues desde 2017, Luis de Meneses, quien fuera representante en México de la empresa brasileña, había declarado ante las autoridades de aquel país sobre las transacciones ilícitas realizadas con el funcionario de PEMEX, desde antes que este ostentara el cargo.

En mayo de 2012 las encuestas de la campaña por la presidencia de México favorecían a Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, y uno de sus principales colaboradores era Lozoya Austin, quien fungía como coordinador de vinculación internacional.

Meneses entabló contacto con Lozoya y llegaron al acuerdo de entregar 5 millones de dólares para ser destinados a la campaña por la presidencia de Peña Nieto, lo que se hizo a través de instituciones bancarias de paraísos fiscales del caribe.

Una vez que Peña Nieto llegó a la presidencia, Lozoya fue nombrado director de PEMEX y los sobornos continuaron, esta vez para favorecer a la empresa brasileña con obras relacionadas con una refinería en Tula, Hidalgo.

Cuatro años después, el gobierno brasileño llevó a cabo una exhaustiva investigación sobre los casos de soborno de Odebrecht y muchos de los directivos de ésta llegaron a acuerdos con el objeto de obtener sentencias blandas, a cambio de sus declaraciones.

Lo que se descubrió fue un albañal en el que flotaban los desperdicios de la corrupción en América Latina, de donde han derivado procesos penales contra presidentes y funcionarios públicos de muchos países.

En Perú se han llevado a cabo procesos e investigaciones que involucran a los expresidentes Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Alan García (ya fallecido) y Pedro Pablo Kuczynski, quien se vio obligado a renunciar a su cargo.

En Brasil, Inácio ‘Lula’ Da Silva fue a prisión; en Bolivia son investigados el expresidente Carlos Mesa y su sucesor Eduardo Rodríguez Veltzé; en Argentina, Julio de Vido y Daniel Cameron, funcionarios de las épocas de los Kirchner, también están bajo la mira de la

justicia; en Ecuador, Jorge Glas, funcionario muy cercano al expresidente Rafael Correa, ya se encuentra en la cárcel, y las investigaciones sobre este último están bastante avanzadas.

En Colombia, el exsenador Otto Nicolás Bula fue condenado a dos años de prisión y las investigaciones continúan en contra de varios funcionarios; Ricardo Martinelli, quien fuera presidente de Panamá, se encuentra ya bajo arresto; en Guatemala, Alejandro Sinibaldi, quien fuera ministro de infraestructura, está detenido y existen órdenes de aprehensión pendientes de ejecutar en contra de diversos funcionarios que andan a salto de mata; Mauricio Funes, expresidente de El Salvador, es otro de los que se encuentran entre rejas, relacionado con la empresa brasileña.

Sólo en dos países de Latinoamérica, de los que se han relacionado con actos de corrupción de Odebrecht, no se habían realizado investigaciones que concluyeran con la detención y procesamiento de funcionarios corruptos: México y Venezuela.

De Venezuela es comprensible dado el control autoritario que tiene Nicolás Maduro sobre todo lo que pasa en ese país y la necesidad de éste de conservar su imagen a toda costa.

¿Pero México? Como ciudadano de este país, dos sentimientos me embargaban, enojo y vergüenza, porque la inacción del gobierno sólo podía deberse al ánimo de proteger a quienes están involucrados en esos actos de corrupción, por que todos cojeaban de la misma pata.

Para colmo de males, el 20 de octubre de 2017 el abogado Santiago Nieto, fiscal que investigaba el caso Odebrecht, fue destituido de su cargo; otro acto de colusión de los políticos en ese entonces en el poder, para proteger a los involucrados en esas investigaciones, lo que indicaba que de estas pudiera desprenderse responsabilidad del mismo Peña Nieto, lo que se fortalecía por el hecho de que sería muy difícil que una inyección de 5 millones de dólares a su campaña por la presidencia, se realizase sin su consentimiento.

El 1 de junio de 2018, Andrés Manuel López Obrador es electo presidente de México, representando la oposición más rotunda al partido gobernante y, en congruencia con el refrán que dice “el miedo no anda en burro”, 10 días después el gobierno mexicano da la noticia de tener elementos suficientes para proceder contra los involucrados en el caso de la compañía brasileña.

López Obrador asume en diciembre de ese año y durante seis meses no pasó nada, pero la semana pasada se informó por que se resolvió incapacitar a Lozoya Austin para ejercer cualquier función pública durante 10 años y, hace unos días, se dio a conocer que ya se emitió una orden de detención en contra de dicho funcionario.

En hora buena, pero ¿y el expresidente Peña Nieto? Tal vez sea necesario volver a la sabiduría popular y recordar aquel refrán que dice: “cuando veas las barbas del vecino pelar, pon las tuyas a remojar”. Esperemos.

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About Post Author

Oscar Muller Creel

Oscar Müller Creel es Doctor en Derecho especializado en derechos humanos, ética profesional, seguridad publica, corrupción y libertad de expresión. Ha escrito diversos libros y artículos científicos. Columnista en varios medios de comunicación internacionales, tanto para prensa como radio. Si usted desea publicar esta columna en su medio de comunicación, agradeceremos se comunique con nosotros. OMC Opinión. Todos los Derechos Reservados 2015
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