Ese terreno de 32 hectáreas, en Chattanooga, Tennessee, a finales de la Segunda Guerra Mundial y tres décadas posteriores, fue utilizado para procesar ácidos nítrico y sulfúrico para la producción de explosivos, según nos relata Craig Welch, en su artículo denominado “La revolución del transporte”, publicado den la Revista National Geographic de octubre pasado.
Pero en la actualidad en dicho terreno se encuentra una planta fabril de la empresa alemana Volkswagen, que en este año producirá el primer vehículo totalmente eléctrico de la marca, para los Estados Unidos, siendo uno de los pioneros en una etapa de eliminación de combustibles fósiles, fase crucial para el futuro de nuestro planeta y la especie humana.
Los vehículos eléctricos (VE) no son nuevos, de hecho las primeras tecnologías automovilísticas utilizaban ese tipo de energía para impulsarse, en 1881 el ingeniero francés Gustave Trové instaló un motor eléctrico con batería recargable, siendo el primer vehículo eléctrico que se conoce; en 1890 en Bélgica circulaba un vehículo de esta naturaleza, capaz de circular a 100 Km. por hora; pero las tecnologías de combustibles fósiles dieron lugar a carburantes más baratos que dieron al traste con aquella incipiente industria del auto eléctrico.
Los vehículos con base en energía eléctrica, son mucho mas sencillos que los de combustión interna, la empresa Hyundai nos menciona que en un vehículo eléctrico no se encontraran los siguientes elementos: el motor de combustión interna, la transmisión ni el embrague; a cambio encontraras el motor eléctrico, las baterías de almacenamiento de energía y el freno regenerativo que ayuda a autoproducir su propia energía.
A pesar que, para las necesidades del cambio climático, la transición a los VE es todavía lenta, , según nos menciona Welch. Algunos gobiernos están tomando medidas al respecto desde China, California, Japón y Reino Unido entre otros, que tienen fechas que rondan el año 2035, para prohibir la venta de vehículos de combustión interna y otros como Noruega, dan incentivos fiscales a la producción y uso de este tipo de tecnología.
Para que los conductores veamos como una alternativa viable el uso de VE, deben superarse aún una serie de obstáculos principalmente en los tiempos de recarga y la infraestructura de abastecimiento, lo que incide directamente en el tipo de las baterías que se utilicen y la distribución de proveedores de carga eléctrica, que esperemos vengan a sustituir a las gasolinerías actuales.
Las baterías que se utilizan en la actualidad funcionan a través de elementos químicos localizados en áreas limitadas del planeta, los más comunes son: níquel, litio, cobalto y manganeso y su explotación, que es impulsada por una fuerte demanda del mercado, acarrea problemas ambientales y derecho humanistas; además de de ser inflamables y presentar riesgos de sobrecalentamiento.
Pero la tecnología de estos acumuladores no tiene mucha vida, el siguiente paso en esto son las baterías de estado sólido, según nos relata el periódico español El País, las que presentan una serie de ventajas, como: su costo reducirá el precio de los VE hasta en un 40%, tienen capacidad de reservar hasta un 70% más de energía, su tamaño se reduce en un tercio y su velocidad de carga y autonomía es muy superior a las actuales baterías de litio. Se calcula que en un plazo de 6 a 8 años estas nuevas baterías vendrán a sustituir las de litio.
Después de este análisis, y viendo que el futuro del litio es impredecible, me surge la pregunta de SI ¿tanto escándalo por estatizar la extracción del litio en México no es más que otra cortina de humo para esconder los fracasos en la «ratificación» del mandato y la reforma energética?
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