La corrupción es un delito que afecta a todas las sociedades, merma los ingresos fiscales, eleva el gasto público, provoca una burocracia desproporcionada e inversiones públicas excesivas y menos productivas. La corrupción hace impredecibles los procesos de toma de decisiones, afecta a la deuda pública y al riesgo del sector financiero. Combinada con el fraude, puede hacer peligrar todo el sistema financiero. La corrupción afecta a la productividad, a la competitividad (incluidas las exportaciones) y al crecimiento. La corrupción aumenta el coste de los negocios y disminuye la eficiencia de las inversiones y de las decisiones empresariales. Así se refiere a los efectos de la corrupción en la economía una encuesta realizada por la Unión Europea en el 2013, para promover el combate a la corrupción en sus países miembros. Los estudios realizados sobre la corrupción han demostrado que el control de este fenómeno se encuentra asociado con los altos niveles de desarrollo de la economía y que existe una significativa proporción entre la corrupción y la afectación en el desarrollo y el bienestar social. La corrupción es catalogada como corrupción en “pequeña escala” o “corrupción burocrática” y la corrupción en “gran escala”, a la que se denomina “corrupción política”; esta última es la que se suele dar en las áreas de la inversión pública en obras de gran magnitud, las que por regla general se contratan a través de empresas privadas. Estos proyectos pueden implicar altos beneficios, por lo que el empresario se encuentra dispuesto a pagar una comisión por la adjudicación de la obra pública, pues es evidente que cuando la operación implica cientos o miles de millones de pesos, la tentación de los involucrados, político y empresario, es fuerte, de donde surge también un interés personal para incrementar la dimensión de los proyectos públicos. Debido a la magnitud de estos proyectos su aprobación implica una serie de trámites muy complejos, lo que da poder de discrecionalidad a los funcionarios públicos de alto nivel para dar preferencia a aquellos empresarios que personalmente les benefician. Este tipo de corrupción ha generado el concepto de captura de Estado elaborado por Hellman y Kaufmann según el cual, las preferencias que obtienen del poder público, personas o empresas que aprovechan sus influencias, crean grupos privilegiados, lo que conlleva a la institucionalización de políticas, legislativas y prácticas, que favorecen los intereses de los involucrados. De esta manera, el Estado se transforma en una organización que se aleja de sus bases éticas y morales para favorecer a unos cuantos y no a la sociedad de la que deriva. Ante este fenómeno la asignación de recursos suele volverse arbitraria en cuanto que ésta beneficiará a las áreas de interés de los factores de corrupción (funcionarios y empresarios) y no a los de la sociedad; por ejemplo la asignación de subsidios para la producción agrícola, que a través de los sobornos se destina a ciertas áreas de la agricultura, que no favorecen el combate a los problemas alimentarios de la sociedad. También se afecta la inversión a largo plazo de las empresas, pues si las posibilidades de inversión están supeditadas a la corrupción y ésta, por su propia naturaleza es variable, la inversión que realiza el sector privado atenderá a dichos factores temporales. Los efectos sobre la equidad y la pobreza, se reflejan en el hecho que la inversión pública se suele destinar a factores que poco se relacionan con la población de escasos recursos, en tanto que la inversión busca destinarse a proyectos de grandes cuantías, de esta manera la capacidad del Estado para atender factores que ayudan al combate a la pobreza, como son educación o salud pública se disminuye, para beneficiar los proyectos de altas proporciones. Se ha demostrado que las inversiones públicas en obras de gran magnitud, como pueden ser aeropuertos, trenes rápidos, acueductos u otras, son generalmente evidencia de corrupción política o de alto nivel, que daña gravemente a la sociedad, repercutiendo en las clases menos favorecidas, incrementando la pobreza, el endeudamiento público con aumento de tasas de interés, disminuyendo la inversión privada y el debilitamiento genérico de la economía, en perjuicio de la gran mayoría y el beneficio de unos cuantos.
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