El grupo se conformaba por personas de distintas actividades, tenían por costumbre reunirse los lunes y jugar dominó, aunque a veces este solo era el pretexto para juntarse, como sucedía en esta ocasión, pues uno de ellos les comentaba lo acontecido la semana pasada.
Con motivo de su trabajo había tenido que mover por carreteras federales maquinaria grande y para hacerlo tuvo que pagar los derechos marcados por la ley, pero no bastó con esto, tuvo que visitar al jefe de la policía de caminos, llevando una botella de licor cuyo valor no bajaba de los 300 dólares, para «comentarle» sobre el movimiento que iba a hacer, pero el funcionario le había pedido también efectivo para “los muchachos que andan en las patrullas”, por lo que tuvo que volver después llevando el dinero que le habían solicitado.
En las noticias circuló la semana pasada un video en el que unos policías tocaban la puerta de una persona a la que llamaban como cholo y le exigían la entrega de dinero, hubo amenazas de tirar la puerta. Luego se conoció que esos sujetos son miembros de la Marina, asignados a la Guardia Nacional, el cuerpo policial creado por la 4ª T. para acabar con la corrupción en la policía.
El presidente López obrador, con su distendido lenguaje, ha mencionado que la corrupción se combate «como se barren las escaleras, de arriba para abajo». Tal vez por eso los ejemplos de corrupción policial mencionados, que son de los peldaños de abajo, sean el diario vivir en México; pero la verdad es que los ejemplos de corrupción también se ven en los peldaños superiores.
VIDEO DE LA COLUMNA
Lo vimos con la impopular absolución al director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Batlett Díaz, sobre la acusación en su contra por enriquecimiento ilícito, cuando, a pesar de que se comprobaron sus relaciones con propiedades inmuebles por cerca 40 millones de dólares, fortuna ofensiva para la pobreza del país, pero los argumentos legalistas de la ministra de la Función Pública, Irma E. Sandoval, lo absolvieron, al parecer, solo a la camarilla en turno en el poder, se los trago por propia conveniencia.
Es a esta misma funcionaria que ahora López Obrador ha encomendado la investigación sobre la denuncia de Mexicanos contra la corrupción, de la adquisición, por parte del Instituto Mexicano del Seguro Social, de respiradores por el precio mas alto que se han adquirido esos productos durante la emergencia pandémica, a una empresa relacionada con León Manuel Bartlett Álvarez.
¡Adivinó estimado lector, hijo del funcionario mencionado anteriormente!
Hay más, hace un mes la organización Quinto Elemento Lab, exhibió la existencia de 171 compañías creadas durante el primer año del actual gobierno federal, que se han visto beneficiadas con contratos gubernamentales por más de 366 millones de pesos, el 70% de ellos, asignados por adjudicación directa, que es la herramienta para beneficiar a los amigos desde el gobierno.
A solo 14 meses del nuevo gobierno en México, empieza a surgir el iceberg de la corrupción que se encontraba hundido por su propia inercia; estoy seguro que solo estamos viendo el principio de la punta de esa montaña de corrupción que es propia de los gobiernos de ese país.
Todo parece indicar que las escaleras no se están barriendo ni “de arriba para abajo“, ni de “abajo para arriba” y que los casos de Emilio Lozoya o Juan Collado, son solo tapaderas para legitimar los dichos de presidente y ni que hablar del caso de Rosario Robles que es, a todas luces, una venganza política orquestada con un poder judicial servil y corrupto, tanto como lo que se acusa a la procesada.
A la postre, la 4ª T. no es otra cosa que las mismas revoluciones palaciegas de los gobiernos priistas y panistas, claro que en este caso la revolución se trasladó del palacio de “Los Pinos”, al “Palacio Nacional” y ahora está acompañada de una evidente ineptitud, juntando lo peor de los tres sexenios anteriores.