Dos grandes de México estaban cara a cara en aquel set de televisión y fue un verdadero placer ver la entrevista que Verónica Castro hacía a María Feliz (QPD) y cuando hablaron de Agustín Lara, “La Doña” mencionó que cuando vivía con el músico le “chocaba” llegar a la casa y que el ambiente tuviese olor a petate, con esto quería referirse a la circunstancia que se percibía el olor típico y penetrante de la marihuana.
Y es que es conocido que el compositor era aficionado al uso de ese enervante, que en aquellos tiempos no estaba tan satanizado ni propagado como en la actualidad; se compraba en el mercado, como cualquier mercancía y es que considerar a la mariguana como algo similar a la sangre del demonio es un pensamiento reciente, en realidad esta sustancia psicotrópica no era algo en lo que la sociedad pusiera mucha atención, su uso recreativo no era extendido y sus efectos curativos eran bien conocidos: mezclada con alcohol y ajo machacado era un efectivo remedio contra los dolores reumáticos.
Otra circunstancia poco conocida es que la planta de mariguana produce una fibra llamada cáñamo que ha sido usada por la humanidad a través de milenios para fabricar sogas, telas, lonas e inclusive papel; además de que la condición psicoactiva de sus hojas y flor para uso recreativo o religioso ha sido una costumbre del ser humano desde tiempos inmemoriales.
¿Cuáles fueron las circunstancias que llevaron a la prohibición del uso y producción de esta planta?
En el libro “Tras el Grito” de Johann Hari, observamos que para 1930 se crea en los Estados Unidos la Oficina Federal de Narcóticos y es comisionado a la misma el señor Harry Anslinger quien unos años después inició una agresiva campaña contra el uso de la mariguana, se menciona que en realidad esta maniobra estaba motivada por la necesidad de convencer al congreso de aumentar el presupuesto para la oficina que manejaba.
La campaña se basó en parte en crear temor en los padres de familia y los maestros de escuela para lo cual recibió el apoyo de organizaciones civiles que pretendían la búsqueda de un país “moralmente limpio” y lograron lucrar con la animadversión que había surgido contra los trabajadores mexicanos y los afroamericanos, por el hecho de ser estos quienes solían utilizar la mariguana para efectos recreativos y así se lanzaron en los medios de comunicación noticias tales como que se habían visto a mexicanos distribuir cigarros de mariguana a los niños.
Otras publicaciones mencionaban que: “el fumar marihuana durante un mes transforma el cerebro en un almacén de espectros horribles” lo que le convertía en la antesala del manicomio. Publicaciones raciales tampoco faltaban como el que estudiantes de color de la universidad de Minnesota usaban mariguana para seducir a estudiantes blancas lo que resultaba en embarazos no deseados o que el consumo de la mariguana hacía de los mexicanos gente criminal, drogadicta y violadora.
Continuará…