La señora de 83 años llegó al banco acompañada de su hijo quien se formó en la fila, mientras ella se sentaba en una de las sillas de recepción, luego de una espera larga y cuando el joven se dirigía a la ventanilla, la señora se levantó y solicitó a la cajera le cambiara un cheque, pero la cajera le informó que no podía hacerlo pues la cuenta estaba “congelada”.
Acudieron a uno de los funcionarios quien les manifestó que habían recibido instrucciones de las oficinas centrales en el sentido de congelar las cuentas pues estaban sujetas a embargo y que como esa orden derivaba de la ciudad de México, no podía hacer nada.
Ese mismo día, más tarde la señora acudió de nueva cuenta acompañada de su hijo y un abogado que recibió como respuesta que el embargo derivaba de un embargo decretado por un tribunal laboral situado en el sur del país, a más de 5000 kilómetros de distancia y les proporcionó una imagen del correo electrónico que habían recibido para “congelar” las cuentas del cliente del banco.
Con esa información el abogado se fue a su oficina y empezó a redactar un amparo que presentó al día siguiente ante los tribunales, ese mismo día la señora le comentó que había acudido de nueva cuenta a las oficinas del banco y le avisó el funcionario que todas las cuentas que tenía habían sido afectadas y que se retiró una cantidad aproximada a los 340 000 dólares.
La señora sufrió un gran disgusto al oír esa noticia, los ahorros de una vida de trabajo que ella y su esposo habían guardado para la vejez, se esfumaron de un plumazo, frente a una actitud indolente de un funcionario bancario que durante años le había atendido con amabilidad y que ahora se mostraba no solo frío, sino también altanero en su excusa que el solo recibía órdenes y que no podía hacer nada para ayudarla.
Al día siguiente un juez federal había dado entrada al amparo y ordenado que las cosas se suspendieran mientras no resolviese sobre el caso.
Empezaba el largo viacrucis en el árido, escabroso e impredecible, camino por el sistema de justicia mexicana.
Esto sucedió en realidad y el caso aún se encuentra pendiente de resolver, pero no es el único, hay miles de casos similares en que los clientes de los bancos mexicanos han sido defraudados, la mayor de las veces por cantidades pequeñas y cuando reclaman al banco, estos, después de un tiempo que alegan el caso estuvo en estudio, le niegan al cliente la devolución de su dinero.
La banca en línea inició cuando el internet permitió que los cibernautas pudieran interactuar, a principios de este siglo; fue el avance conocido como el Internet 2 y que trajo una gran evolución que se ha reflejado, para la mayoría de las personas en las redes sociales, pero también ha permitido crear grandes avances en el interactuar informático, entre ellos la banca electrónica.
Así los bancos en México se abrieron a los sistemas de banca en línea, invirtiendo una gran cantidad de dinero en sus sistemas informáticos, pero con el transcurrir de los años han surgido los ciberdelincuentes que aprovechan los resquicios de esos sistemas.
En un principio, los bancos adoptaron una actitud cómoda que hasta pudiera pensarse falta de ética pues si un cliente era afectado en sus cuentas, después de simular una investigación, le decían que el banco no tenía la culpa pues lo que había sido intervenido era el sistema del cliente, sin profundizar mucho en los hechos.
La realidad es que la seguridad informática tenía un costo alto y mientras los bancos siguieran la política de culpar al cliente, evitaban el gasto; pero llegó un momento en que esto sobrepasó los límites y la ciberdelincuencia penetró a los mismos empleados de los bancos quienes aprovechando la información a que tienen acceso se asocian con personas ajenas para sacar el dinero de cuentas que ven vulnerables.
Ahora la banca mexicana está en un proceso de transición en el que, a un costo mucho mayor del que hubiese sido si hubieran actuado a tiempo, pretende modernizar sus sistemas de seguridad.
Los números no mienten, la Comisión Nacional de Defensa a los Usuarios de Servicios Financieros, ha publicado los resultados de las reclamaciones que se presentan contra los bancos, lo que arroja la cantidad de 6 millones 333 mil 495 casos planteados.
Los Bancos con el mayor número de reclamaciones al cierre de 2020, fueron: Banorte (1 millón 099 mil 024), Santander (1 millón 068 mil 010) y Citibanamex (953 mil 105), quienes concentraron la mitad del total de casos. Asimismo, las principales causas de reclamación en la Institución Financiera fueron: Consumos vía internet no reconocidos con el 33% ;Consumos no reconocidos con el 22% y el Cajero Automático no entrega la cantidad solicitada con el 6%.
La banca es un servicio esencial en la circulación de riqueza y por tanto en la economía de un país, en México el gobierno otorga los permisos para realizar las funciones de banca, pero como puede observarse, durante décadas el gobierno ha abandonado su misión de vigilar la actividad bancaria y cientos de miles de mexicanos han sido víctimas de las debilidades se ese sistema, para beneplácito de los ciberdelincuentes y el ahorro de los bancos en sus gastos de seguridad.