Acabo de terminar de ver la final del mundial de Futbol Soccer y me quede con un agradable sabor de boca, fue un deporte que practiqué durante mi adolescencia y un poco le comprendo; pero, ponerme a dar opinión experta sobre el tema estoy muy lejos de eso; aunque de música si se algo pues la he practicado desde aquellos tiempos y hasta la fecha, me gusta tocar el bajo y la guitarra con un grupo de amigos que nos divertimos con esa afición, así que hoy vi a un equipo Argentino que, en momentos, llegó a jugar por nota, como si fuera una orquesta interpretando una sinfonía de toques y pases de balón.
Pero hablando del futbol mexicano, tristemente, cada vez que veo algún partido, lo que veo es una banda estridente de metales, desafinados y fuera de tiempo. Aunque para ser honesto con mis tres lectores, desde el mundial de 2010 en Sudáfrica, cuando México y Argentina jugaron y cada vez que había que darse en un choque cuerpo a cuerpo con los sudamericanos, las divas de verde se arrugaban. Me desilusioné tanto de nuestra selección, que desde entonces decidí dejar de ver sus partidos, en la espera que algún día eso mejore.
Los partidos de soccer de la Liga Mexicana, los dejé de ver desde mediados de los años ochenta, cuando la mercadotecnia fue prevaleciendo sobre el deporte y me lastima ver que grandes empresas, se han apoderado de la Federación Mexicana de Futbol; su interés sobre las ganancias, supera al deportivo y se las han ingeniado para engañar a los aficionados que llevan el verde albo carmesí en el corazón. Una buena investigación sobre lo que es este engaño se encuentra en una serie, bastante entretenida y visible en el sitio cuyo símbolo es una N con colores blanco y negro titulada Club de Cuervos. Opiniones al respecto pueden verse también en los vínculos creados en este párrafo.
El “Poder del Consumidor”, un concepto que mis compatriotas que viven fuera de México comprenden perfectamente, pues en muchos países funciona y en esta época de redes sociales, ha adquirido un gran impulso. Así se dan en la red los denominados reviews que no son otra cosa más que las opiniones que los consumidores de un producto o servicio, ponen en redes sobre su satisfacción o desagrado sobre lo que recibieron, lo que ha dotado a estos de la capacidad de hacer pública su opinión, con fuerza para influenciar en otros consumidores y empresas han quebrado frente a ese fenómeno.
“A todos aquellos que quieren y aman el futbol” es la frase con la que, muchos de los que ya pasamos el sexto piso y alguna vez tuvimos afición por el Futbol Mexicano, identificábamos al gran narrador deportivo Ángel Fernández (QPD) y también nombres como Miguel Marín, Miguel Ángel Cornejo, Pedro Nájera, Carlos Reinoso, Sánchez Galindo, Leonardo Cuellar, “El Kaliman” Guzmán, Benjamín Galindo y muchos más que daban a sus aficionados su gran calidad como futbolistas. “Glorias pasadas”.
¿Qué creen ustedes que pasaría si los aficionados mexicanos fueran dejando de ver los partidos de futbol en la televisión y qué, en un momento, las televisoras y los patrocinadores descubrieran que perdieron la mitad de la audiencia? ó ¿si en los sitios de redes sociales de los equipos, se expresaran continuamente las criticas de los aficionados por la pésima actuación del equipo?
Tal vez así funcionase el poder del consumidor y tuviéramos un futbol más digno.
Dejando a un lado el tema futbolístico les comento que entre 1970 y 1982 vivimos en México una terrible etapa de socialismo en la que se creía que el gobierno, debiera ser dueño de empresas y se actuaba en consecuencia, grandes ejemplos de quiebras y grandes costos para los mexicanos nos acarrearon esas empresas, URAMEX que tenía como finalidad la explotación del Uranio, FERTIMEX, fertilizantes para la agricultura, AEROMÉXICO y en la actualidad PEMEX Y LA CFE, son ejemplos de esa ineficiencia, del gobierno como empresario.
Una desagradable experiencia tuve a finales de los 70s. cuando, de viaje con mi esposa, tomamos un ferri que daba el servicio de transportes de pasajeros entre Mazatlán Sinaloa y La Paz Baja California, el viaje duró muchas más horas de las anunciadas y el personal a bordo era altivo y de un trato engreído, que distaba mucho de un servicio turístico de calidad. Fue a las pocas horas de haber abordado que supimos que tanto la embarcación como el personal pertenecían a la Secretaría de la Marina. Llegando a La Paz, con algún funcionario del puerto nos quejamos sobre la tardanza del viaje y nos hizo ver que el ferri hacía tanta agua en su recorrido que ralentizaba la velocidad. En fin, otra empresa del gobierno.
Esa sonrisa característica del presidente mexicano cuando se siente satisfecho por algo, fue la que lució este 16 de diciembre al inaugurar el Centro Turístico islas Marías, aquellas famosas islas a unos 120 kilómetros de las costas del Estado Mexicano de Nayarit, donde se encontraba un terrible centro de reclusión para los condenados por la justicia mexicana, que en 2010 la UNESCO declaró reserva de la biósfera y en 2019 dejó de ser un lugar de reclusión y readaptación y, ahora es un centro turístico ¡Enhorabuena!
Pero hay un pequeño detalle, el centro turístico será administrado por la Secretaría de Marina, lo que no augura un buen futuro.
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