La tesis de Enrique Peña Nieto y el plagio académico

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Una tesis es el trabajo que un estudiante, que aspira a obtener un grado universitario, realiza. El trabajo debe plasmarse por escrito, detallando los razonamientos por los que el autor apoya una idea o teoría científica. En la elaboración de una tesis, uno de los elementos éticos, es reconocer aquellas ideas que son de otros, pero que apoyan el trabajo del estudiante.

En el ámbito de la educación, se presenta el fenómeno del fraude académico, como puede ser: copiar en los exámenes, hacer pasar como participante de un trabajo de equipo, a quien no colaboró en su elaboración y presentar como propias, ideas que han sido elaboradas por otros; esto último es lo que se conoce como plagio académico, que implica el apoderarse de las ideas de otro, simulando que es trabajo de quien elabora el estudio.

Si no se reconocen las ideas ajenas, se roba; pues no solo puede ser objeto de robo lo material, sino también las ideas y las obras de creación intelectual. Para explicar esto se puede pensar en la falsificación de una pintura de un autor famoso o los discos piratas.

Para no cometer plagio, en una tesis, es necesario que el estudiante indique cuales son las ideas de otro y quien es el autor de estas; lo que generalmente se hace diferenciando lo copiado de otro libro mediante comillas o separando la parte del documento que no es propia del estudiante e identificando al autor y obra en la que se plasma la idea ajena.

Cuando esto no se hace, el estudiante está desarrollando una conducta reprobable, a tal grado, que muchas universidades expulsan al alumno que comete plagio; pues estas conductas, al ser pasadas por alto, pueden convertirse en una práctica repetitiva que, debilita la moral y los principios éticos que comprometen toda actividad académica universitaria.

Lo anterior considerando que quien presenta un trabajo ajeno como propio, es consciente de que está llevando a cabo un engaño y obteniendo así ventajas indebidas. El alumno al encontrar que este engaño le reditúa utilidades, en cuanto a que su trabajo se ve reducido a una simple copia, sin que tenga que efectuar mayor esfuerzo intelectual, repetirá esta pauta conductual cuantas veces pueda y, por otro lado, la falta de sanción de esta conducta permite crear un campo fértil para la continua repetición de las actividades plagiarias, deteriorándose con esto la estructura académica.

Además, el plagio se traduce en una ofensa hacia la institución que confía en el alumno y hacia aquellos estudiantes que, a base de esfuerzo y honestidad, presentan trabajos académicos bien elaborados y cumpliendo con las normas que la universidad exige para ese tipo de trabajos.

Toda institución de educación superior tiene como objetivos el participar en la conservación y transmisión de la cultura, fomentar funciones de investigación científica y humanística y la conciencia cívica para exaltar los valores humanos. En toda institución educativa deben considerarse como faltas graves cometidas por los miembros de la comunidad universitaria aquellas conductas que atenten seriamente al orden, el buen funcionamiento y los principios básicos de la Universidad, así como las que afecten gravemente a la moral pública y al respeto que, entre sí, se deben los miembros de la comunidad universitaria; pues todas estas son actitudes que contrarían los principios antes mencionados.

Es indudable que las prácticas de engaño a través del plagio, implican conductas que violentan la capacidad de la Universidad para cumplir con sus objetivos de fomentar los valores y la conciencia cívicos, así como las labores de educación e investigación y por ende estas son contrarias al espíritu universitario. Además de lo referido, las conductas plagiarias, implican una falta de respeto hacia los estudiantes que, si realizan un verdadero esfuerzo por cumplir con sus cargas académicas y hacia los catedráticos, a quienes se les impide realizar las funciones de impartir educación para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad.

La periodista Carmen Aristegui, acaba de presentar un análisis de la tesis que, el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentó para obtener el título de Licenciado en Derecho; el estudio revela que cerca de un 30% del contenido del documento corresponde a ideas o párrafos completos de libros y trabajos de otros, sin que se hubiese reconocido la autoría. En pocas palabras, Peña Nieto se apropió del trabajo ajeno y lo hizo pasar como propio y esto, es robo de trabajo intelectual: plagio académico.

Aunque el lector se preguntará ¿acaso la universidad no revisó el trabajo? Y la respuesta es sí, la elaboración de una tesis, debe estar supervisada por un maestro prestigioso y conocedor de la materia. En el caso de la tesis de Peña Nieto, fue el Doctor en Derecho Eduardo Alfonso Guerrero Martínez, en aquel tiempo catedrático de la Universidad Panamericana y actualmente Magistrado del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, quien dirigió dicha tesis; este catedrático se ha defendido argumentando que la tesis en cuestión, al momento de ser revisada, si reconocía los méritos de los autores, supuestamente plagiados.

El Presidente Peña Nieto, tiene una tradición familiar en la política mexicana: por parte de su padre tiene parentesco con Alfredo del Mazo González, quien era Secretario de Energía y Minas, cuando el actual presidente estudiaba su carrera y, por parte de madre, con Arturo Montiel Rojas, quien también ocupaba puestos públicos de alto nivel, en el tiempo que su sobrino estudiaba la carrera en la universidad y que luego fue gobernador del Estado de México.

Es evidente que la influencia política de los parientes cercanos, del joven de 25 años que presentaba su tesis para graduarse, quienes además forman parte del grupo conocido como “Atlacomulco”, cuya fundación se atribuye a Carlos Hank González; pudo ser un factor que influyera en cuanto al rigorismo en la revisión de la tesis, lo que ahora está causando daño a la imagen del revisor de la tesis, a la misma universidad en que se aprobó y a los andrajos que quedan de la investidura presidencial mexicana.

Surge así un nuevo escándalo del presidente de mi país, ahora relacionado con hechos de su juventud, así que podemos aplicar el refrán popular que dice: “genio y figura, hasta la sepultura”, que aclaro, es del dominio público, no vaya a ser y se me acuse de plagio.

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About Post Author

Oscar Muller Creel

Oscar Müller Creel es Doctor en Derecho especializado en derechos humanos, ética profesional, seguridad publica, corrupción y libertad de expresión. Ha escrito diversos libros y artículos científicos. Columnista en varios medios de comunicación internacionales, tanto para prensa como radio. Si usted desea publicar esta columna en su medio de comunicación, agradeceremos se comunique con nosotros. OMC Opinión. Todos los Derechos Reservados 2015
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