Recuerdo a mi tío Enrique cuando nos decía:
– Si una mosca se pararse en la torre Eiffel cada mil años, cuando la torre se hubiese desgastado apenas estaría empezando la eternidad.
Hoy estamos festejando que, en esta bonita esfera donde vivimos, hemos dado vueltas 365 veces a otra esfera brillante y hermosa, más grande.
Pero esa esfera brillante y hermosa es apenas un pequeño punto que se ve en un sinfín de más puntos brillantes y se llega a perder entre ellos.
Creo que cada uno de nosotros somos como ese pequeño desgaste que hizo la mosca en el metal de la torre, pero a fin de cuentas somos algo dentro de esa inmensidad.
Tal vez el ser conscientes de lo infinitamente pequeños que somos, nos permita ser más humildes y tratar mejor a los demás y a nuestra hermosa esfera.
Mis mejores deseos para el 2021, los retos seguirán y nosotros aprendiendo con ellos: a convivir mejor con quienes están cerca, a apreciar a quienes tienen que arriesgarse para salvar a los demás, a nuestro trabajo, si es que lo tenemos y a ser más solidarios con quienes tienen carencias.
Espero sigamos aprendiendo que el valor de lo material, poco cuenta frente a los valores humanos y, tal vez también, que debemos respetar a nuestra hermosa esfera azul.